La psicóloga infantil María Laura Lezaeta propone tres puntos clave para promover una convivencia armoniosa en estas situaciones.
La convivencia es siempre un desafío. En todos los hogares, más allá de todo el amor y la tolerancia que fomentemos, habrá sanos desacuerdos, discusiones y errores. Sin embargo, el tener que compartir habitación entre hermanos es una de las circunstancias que genera más conflictos. ¿Cómo manejar estas tensiones en casa?
La psicóloga infantil María Laura Lezaeta (M.N. 64105) explica a Clarín que es clave que madres y padres vean esta situación como una oportunidad de aprendizaje constante para los chicos y que se los transmitan a ellos de esa manera.
Los conflictos están a la orden del día: diferencias en la manera de organizarse, en los gustos, en la música que escuchan, en “lo mío y lo tuyo”, son todas experiencias que se ponen en juego al compartir habitación. También es cierto que, bien llevado, compartir habitación promueve su capacidad de negociar, ser flexibles, escucharse, respetar el espacio propio y el de su hermano/a y afianzar los lazos fraternales. Para que eso ocurra, la especialista destaca que el rol de los adultos se vuelve primordial.
“Será necesario que como adultos estemos presentes para ellos y los guiemos en el aprendizaje de dichas habilidades para que esta convivencia no sea un obstáculo en su vida, si no que sea una oportunidad de aprendizaje constante”, afirma Lezaeta.
3 recomendaciones para una buena convivencia con hermanos que comparten habitación
Aunque cada hogar es distinto, no son pocas las familias con varios hijos que, debido a las limitaciones del espacio, viven esta situación. Por eso, la psicóloga brinda tres recomendaciones generales.
1. Ayudarlos a establecer normas de convivencia, aprender a ser mediadores
Así como cada familia establece sus reglas y se espera que todos los integrantes las respeten, es importante que madres y padres actúen como guías e intermediarios para ayudar a los chicos a definir y acordar las pautas en ese espacio compartido cuando la edad lo permita. Por ejemplo, si en un hogar la norma dice que es importante no alzar la voz cuando mamá, mi hermano/a o papá están trabajando o estudiando; también pueden implementarse otros acuerdos promovidos por los mismos chicos.
“Es importante que asumamos un rol de mediadores, por ejemplo, transmitiéndoles ideas, sugerencias, pero también invitando a que ellos poco a poco aprendan a negociar sus propias normas —afirma la especialista—. De esta manera, los estaremos ayudando a que pongan en práctica habilidades sociales como aprender a escuchar, salir de los propios esquemas para entender el punto de vista de la otra persona y respetar sus diferencias”.
La psicóloga indica que esas reglas de mutuo acuerdo pueden estar escritas o representadas en imágenes en una cartulina y podemos ubicarlas en la habitación para que los chicos las tengan presente y puedan recurrir a ellas cada vez que lo necesiten.
2. Propiciar espacios individuales para favorecer su privacidad
En opinión de la especialista, este es uno de los puntos más importantes a la hora de promover un ambiente armonioso entre hermanos. Que cada chico cuente con espacios individuales en la misma habitación en los que pueda guardar sus pertenencias, decidir sobre la disposición de sus objetos, manifestar sus gustos, todo ello ayuda a la buena convivencia, fortalece su sentido de la individualidad y promueve el sentido de pertenencia de cada uno.
“También se aconseja que puedan dialogar para llegar a un acuerdo y así delimitar dentro de la habitación de cuáles espacios físicos dispondrá cada uno para que puedan decorarlo a su manera”, asegura la psicóloga.
3. Guiarlos con herramientas para que aprendan a gestionar conflictos
“Nuestro rol será crucial a la hora de ayudarlos a que aprendan a manejar situaciones de conflicto de manera asertiva y pacífica. Es importante que intervengamos, asumiendo una actitud de mediador, no tomando partido por alguno de ellos sino apelando al diálogo, ayudándolos a que aprendan a escucharse y respetarse”, asegura Lezaeta.
En ese sentido, al hablar de resolución de conflictos, la psicóloga es contundente: hay que promulgar con el ejemplo. “Lo que hagamos o digamos nosotros en situaciones de conflicto influiría directamente en la aceptación que tengamos sobre ellos”, agrega.
En resumen, aunque la especialista no niega que compartir la habitación entre hermanos puede ser todo un desafío, asegura que las lecciones y las habilidades que pueden cultivar serán mucho mayores si los guiamos y acompañamos. Podrán aprender a apoyarse el uno al otro, cultivarán una linda complicidad de hermanos y entenderán, desde chicos, que los conflictos son parte de la vida.
Asesoró la licenciada María Laura Lezaeta, psicóloga infantil y co-fundadora de JUEGOlogía. En Instagram, @juegologia.